LA PRIMERA EMISION RADIOFONICA EN EL MUNDO CUMPLE 87 AÑOS

Hace 87 años y concretamente el 27 de agosto de 1920, un grupo de radio aficionados hicieron posible la primera emisión radiofónica del mundo.
Los llamados "locos de la azotea" o "muchachos del coliseo" nombres con el que fueron inmortalizado este grupo de estudiantes y encabezados por Enrique Susini, transmitieron desdee el teatro Coliseo la opera Persifal de Richard Wagner.

"Señoras y señores: la sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten", dijo por aquel entonces Susini, médico otorrinolaringólogo, músico y radioaficionado. En ese momento se convertió en el primer locutor de la radiofonía argentina (radio Comercial).
Tras La emisión de la ópera se sucedieron mas transmisiones que por ese entonces se realizaban de forma experimental tanto en la Argentina como en otras partes del mundo. Sin embargo. se la puede calificar de “la primera" en el sentido de que se trató de transmisión de una obra artística completa e inauguró la regularidad y sistematización del servicio, condiciones que aún no se habían producido.

Los "Muchachos del Coliseo" eran cuatro estudiantes de medicina de la UBA, pero terminaron siendo protagonistas de la primera transmisión de radio que fue escuchada por menos de 100 argentinos. Además de Susini se encontraban Miguel Mújica, César Guerrico y Luis Romero Carranza. Transmitieron con un micrófono para sordos (al que le habían agregado una bocina), un transmisor de 5 vatios en la azotea y una antena entre el teatro.
Los cuatro imaginaban una radio al servicio de la difusión cultural, pero más tarde el medio se convirtió en un fenómeno de masas.

Un año después Radio Argentina transmitía regularmente desde varios teatros de la ciudad.

Al igual que otros radioaficionados de la época, conocieron la telegrafía sin hilos, método con el que se podía establecer una comunicación entre personas que estuvieran a kilómetros de distancia, sin otro conductor que el aire y inventada en 1896 por el italiano Guillermo Marconi.

HISTORIA DE LA RADIO EN ARGENTINA:

El italiano Guillermo Marconi en 1896 había presentado en Inglaterra su invento de la radio telegrafía sin hilos. Que Llegó a Argentina en septiembre de 1910, año en el que surgieron los primeros radioaficionados en dicho país.
Desde un caserío conocido como ciudad de Bernal, se comunicó con bases de Canadá cuyo ingenieros realizaban experiencias de telegrafía inalámbrica.

En 1913 se registra la primera licencia de radioaficionado otorgada al ingeniero Bellocq.

En 1914, Luis Romero Carranza debió desmontar una antena que había erigido en la parte alta del edificio de Libertad y Paraguay porque las autoridades de entonces buscaban sospechosos de “haber transmitido información secreta a barcos enemigos” durante la guerra.

El 12 de julio de 1917 el gobierno de Hipólito Irigoyen dicta el primer decreto de control oficial sobre radiotelefonía. En ese mismo año, el médico Enrique Telémaco Susini ingresaba a la Armada, era otorrinolaringólogo y amaba la música y dentro del ejército consiguió equipos de radios que le servirían para unir un proyecto de perfeccionamiento. Eran transmisores de 5 Kw. de potencia, válvulas y lámparas.

El 19 de mayo de 1920, Guillermo Marconi logró emitir desde sus estudios en Nueva York la voz de Nellie Melba, cantante australiana.

El 27 de agosto de 1920, en Buenos Aires los recordados “locos de la azotea” encendieron el equipo de 5 vatios, y a las 21 horas iniciaron la transmisión. Se concretó desde el teatro Coliseo y fue el propio Susini el primer locutor de la radiofonía, al anunciar en nombre de la sociedad Radio Argentina.

El 28 de agosto, al día siguiente, el diario La Razón se refería a la aparición de la radio. En su crónica decía: “…anoche, una onda sonora onduló vermicular, de las 21 a las 24, por el espacio, como abriendo con su sutil celaje de armonías, las más caprichosas, ricas y grávidas de nobles emociones, la ciudad entera”.